miércoles, 21 de noviembre de 2012

El camino Espiritual


El primer acercamiento a Jesús, es devocional. De repente hay algo que me llama la atención de Cristo y empieza a  haber una sintonía que me atrae a Jesús. La devoción es la puerta, que me hace entrar en el misterio de Cristo. Todos los santos la han tenido y la han mantenido hasta el final. El primer impulso a Jesús siempre está mediado por la imagen que nos han dado de Jesús, sea en la familia, en la catequesis, o en el ambiente. No siempre este primer acercamiento es del todo sincero. Santa Teresa, por ejemplo,entró en el monasterio para no ir al purgatorio. Fue una primera decisión, pero no es una decisión válida, sino imperfecta. Pero no se puede uno quedar en la devoción, sólo es el primer paso.

El segundo momento se da en la conversión. Los ceyentes, las personas piadosas, son las más dificiles de convertir a Jesús y a su Evangelio. Viven muy seguras en sus prácticas piadosas, en su moral, y en su pertenencia a la Iglesia. Les parece que ya está todo hecho. Por eso, cuando llega el momento en que escuchan laa voz de Jesús llamando al seguimiento-discípulado, se echan para atrás. No son capaces de salir de sus seguridades. A santa Teresa, la exigencia del seguimiento le costó la salud, y solamente a los 45 años, en su segunda conversión, se da del todo a Dios. La conversión se da cuando Jesús, maestro interior, presenta las exigencias del seguimiento, y uno, en la obediencia de la fe, responde poniéndose detrás de esús. Uno ha empezado acercándose a Cristo por lo que le gusta: sea la hermosura de la liturgia, el poder moral que da el ministerio, o simplemnte la seguridad que da pertenecer a una comunidad que te da identidad en medio de una sociedad competitiva  e insegura. Pero el creyente ha de dejar que Cristo se manifieste y hable. Y escuchar su voz es caminar por sus caminos: la muerte y la Cruz.

Un tercer momento es la imitación. Imitación que ha de ser exterior y sobretodo interior. La conversión se tiene que encarnar en vivir como Jesús. Hay personas creyentes que dan mucha importancia a cosas a las que Jesús no les dió ninguna importancia. Hay creyentes que gastan muchísimas energías en discutir si hay que comulgar de rodillas o de pié, si hay que celebrar de espaldas o de cara. Y no se dan cuenta que la vida cristiana se juega en el seguimiento de Jesús, dando importancia a lo que Jesus daba importancia. Vivir por aquello por lo que Jesús entregó la vida, y por aquello por lo que lo mataron. Preferimos perder el tiempo en niñerias, porque así tenemos nuestra conciencia muy tranquila, y no nos vemos oblgados a entregar la vida como la entregó Jesús por el Reino de Dios.

Por último está la etapa esponsal: la persona en todo este proceso acaba viviendo en una total transformación en Cristo; la persona se convierte siempre en sí a Dios. "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí", dirá Pablo. La persona se ha vaciado totalmente para dejar habitar a Cristo en él.

En definitiva, la vida cristiana, no es otra cosa, que participar en la muerte y la Resurrección de Cristo. Lo demás es accesorio. Cada cristiano en el bautismo ha muerto a una vida alejada de Dios, y ha entrado en la vida nueva del reino de Dios. Ha sido resucitado con Cristo, y convertido así en un hombre nuevo, un hombre que vive la vida y los valores de Jesús. Un hombre que en la Ascensión ha sido sentado a la derecha junto a Dios. ¿Porque los cristianos vivimos tan apegados al hombre viejo? ¿Porqué se nos nota tan poco la resurrección, la vida nueva? Todos estamos muy necesitados de revivir aquello que se nos dió en el bautismo.

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