lunes, 19 de noviembre de 2012

Lecciones básicas del Libro de las Moradas



Ese espacioso mundo interior -el propio de cada uno- está abierto y en espera, misterioso y prometedor; pero realmente, lo que interesa no es saber la teoría, sino decidirse a entrar. Esto no es cuestión de tecnicas, ni de sabiduría, ni de planos, simplemente decidirse a recogerse y entrar, entrar adentro, a la espesura.

En la vida interior hay, cosas y moradas, al alcance de la mano, simplemente asequibles a nuestro esfuerzo; pero las más y mejores son puro regalo de Dios que nos las ofrece gratis y por amor. Ante Él, no vale alegar derechos, ni ostentar billete de entrada. El amor no se compra, se recibe.

La vida interior es una aventura en escalada, con programa secreto de más y más; siempre más. Sin otra estación terminal que Dios.Pero no se puede olvidar nunca que adentrarse en el castillo de la interioridad no es alejarse de lo de fuera, ni retirar las manos del servicio a los hermanos.

Cuando Teresa termninó este libro se acercaba a los 63 años, sufría una gran persecución tanto por parte de la Orden del Carmen como de las autoridades eclesiásticas, incluído el nuncio del Papa, y la salúd muy quebrantada.

Teresa termina el libro así: "Aunque cuando comencé a escribir esto que aquí va fue con la contradicción que al principio digo, después de acabado me ha dado mucho contento y doy por bien empleado el trabajo, aunque confieso que ha sido harto poco.
Considerando el mucho encerramiento y pocas cosas de entretenimiento que tenéis, mis hermanas, y no casas tan bastantes como conviene en algunos monasterios de los vuestros, me parece os será consuelo deleitaros en este castillo interior, pues sin licencia de las superioras podéis entrar y pasearos por él a cualquier hora. ... Acabóse esto de escribir en el monasterio de San José de Avila, año de 1577, víspera de San Andrés, para gloria de Dios, que vive y reina por siempre jamás, amén".

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