viernes, 19 de octubre de 2012

María de san José


El 19 de Octubre de 1603 murió en Cuerva (Toledo), dicen que de pena, desterrada del convento de Lisboa y en la carcel, María de san José, defensora del espíritu teresiano, en los díficiles tiempos en los años posteriores a la muerte de santa Teresa, donde el rigorismo y una observancia sin el humanismo y el equilibrio que santa Teresa había querido imprimir en la reforma del Carmelo, amenazaban esta obra de Dios y la herencia de santa Teresa.

Santa Teresa la tuvo en singular aprecio, y en una de sus cartas llega a afirmar: "Vuestra reverencia lo dice tan bien todo que, si mi parecer se hubiera de tomar, despues de muerta la eligieran por fundadora, y aun en vida muy de buena gana, que harto más sabe que yo y es mejor; esto es decir verdad. Un poco de experiencia le hago de ventaja; más de mí hay ya que hacer poco caso, porque se espantaría cuan vieja estoy, y cuán para poco..."(Carta 420). Por eso el gobierno de la Orden, le creó desde muy pronto un terreno artificioso, interesado en comprometerla, para retirarla de escena, pues se había vuelto incómoda para los que pretendían torcer el pensamiento y el espíritu de santa Teresa.

En vida, santa Teresa, mujer profundamente humana que desbordaba afectividad y ternura por los cuatro costados, le demuestra en sus cartas y se lo dice, el mucho amor que la tenía: "La quiero más de lo que piensa... que es con ternura...". "Con verdad le digo que ninguna priora que faltase sentiría lo que de vuestra reverencia; no sé como la quiero tanto" "Bien se le parece el amor que me tiene, según me da contento en todo. Ya lo tengo bien creído y yo le digo que aun me debe más, que yo me espanto de lo que la quiero. No tiene que pensar la hace en esto ninguna ventaja, porque no son todas tan para mi condición"." Auqnue yo la quería mucho, es ahora tanto más que me espanta, y así me dan deseos de verla y abrazarla mucho". Y es que los santos, nunca han tenido miedo de amar y de amar profundamente.

De hecho, María de san José es una de las grandes místicas en los orígenes de la reforma teresiana. ¿Qué le atraía más a santa Teresa de las muchas virtudes que tenía la Madre María? Posiblemente  algo que la hacía alma gemela a la suya: sus esperiencias místicas, y la "caridad y condición", que ha descubierto en ella. Quizá la condición no incluye sólo la inteligencia y demás valores humanos de la que estaba llena, sino en la bondad natural, la sencillez en el trato, la comprensión de las debilidades humanas, el rigor y la suavidad bien conjuntados, la discreción y la prudencia en el uso de la autoridad, maternal más que jurídica.

Frailes rigoristas, de mente estrecha, no se atrevieron a hacer la guerra contra una mujer grande, Teresa de Jesús, porque se imponía con su enorme, arroladora personalidad, con su sabiduría y santidad. Si contra ella no, entraron a saco en la herencia teresiana para hacerla suya, para reformar la reforma, pero en el campo de batalla se encontraron con mujeres de un temple extraordinario como dicípulas de la gran capitana: Ana de Jesús, María de san José, y una serie ilustre de hijas y discípulas.

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