miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Qué hacer en las sextas moradas?

Una vez pasada esta prueba será necesario escuchar de nuevo su Palabra. Su llamada será luz que estalla en nuestro interior y lo ilumina para conocer más al Jesús histórico y experimentar su Humanidad. La consigna será “Poner los ojos en Cristo” y esto requiere atención, cuidado, empeño, afición y cariño. Necesitamos una compañía estable en las pruebas de nuestra vida. Dejó que Dios aumente mi amor y mis deseos de Él. Sentirme profundamente amado por Dios. “Te quiero entrañablemente. Te quiero siempre. Hagas lo que hagas en mi compañía y mi amor nunca se separaran de Ti”. Dios nos enseña a amar amándonos. Todo lo anterior ha sido una preparación para esto. Cuando alguien se siente tan profundamente amado le dan ganas de lanzarse a los brazos del Amado con profundo agradecimiento.

Mirando lo que Su Majestad hace con ella y tornándose a mirar así, cuán poco sirve para lo que está obligada, y eso poquillo que hace lleno de faltas y quiebras y flojedad, que por no se acordar de cuán imperfectamente hace alguna obra, si la hace, tiene por mejor procurar que se le olvide y traer delante sus pecados y meterse en la misericordia de Dios, que, pues no tiene con qué pagar, supla la piedad y misericordia que siempre tuvo con los pecadores.(6 M, 5, 5)
Creedme que es lo más seguro no querer sino lo que quiere Dios, que nos conoce más que nosotros mismos y nos ama. Pongámonos en sus manos, para que sea hecha su voluntad en nosotras, y no podemos errar, si con determinada voluntad nos estamos siempre en esto. (6,M, 9, 10)

Recuerdo las Palabras de Dios más fuertes escuchadas en mi vida y me pregunto: ¿Qué me revelan de mí misma, de mi identidad, de Dios, de la misión que me encomienda? ¿Quién es Jesús para mí? Tomo conciencia de mis deseos más profundos ¿Estos se centran y apuntan al deseo de Dios? Le doy gracias porque pone en mí sed de Él.

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