martes, 31 de julio de 2012

PADRE NUESTRO


Santa Teresa en su libro camino de perfección, hace un comentario al Padre Nuestro. Para Santa Teresa decir  "Padre" a Dios es tomar conciencia de su presencia, porque es una palabra que nos descubre el ser de Dios. Ella invita a practicar el recogimiento con esa palabra inicial del Padre Nuestro. No hará falta decir más. Tomar conciencia de que Dios es mi Padre. Teresa afirma que en la palabra Padre lo tenemos todo sobre Dios. Para Teresa esto es muy importante, porque en conocer a Dios como Padre me estoy jugando mi relación de amor con Él. Y viviendo esta relación filial podremos también perdonar al prójimo, pues viviendo la experiencia profunda del Dios misericordia, me siento perdonado y puedo perdonar a los demás.

Esta "oración evangelical" como la llama, contiene en síntesis todo el Evangelio, y por eso es válida para todo tipo de orantes y para todas las etapas del camino espiritual: "Es cosa para alabar mucho al Señor cuán subida en perfección es esta oración evangelical, bien como ordenada de tan buen Maestro; y así podemos, hijas, cada una tomarla a su propósito. Espántame ver que en tan pocas palabras está toda la contemplación y perfección encerrada, que parece no hemos menester otro libro sino estudiar en éste. Porque hasta aquí nos ha enseñado el Señor todo el modo de oración y de alta contemplación, desde los principiantes a la oración mental y de quietud y unión" (CV 37, 1; 42, 5; CE 73, 4-4).

Os dejo este video, para que lo veais en contemplación orante. Todas son frases del comentario de Santa Teresa al Padre Nuestro. Al principio de este blog os lo dije: " a orar se aprende orando". El camino de la oración es una experiencia maravillosa. Merece la pena seguirlo, e ir por él. Conocer a Jesucristo, para encontrarnos con el Padre, es lo mejor que a un hombre le puede pasar en la vida. La oración es uno de los caminos mas seguros. Vivir la oración es el camino de todos los bienes: ¡Ánimo!


lunes, 30 de julio de 2012

Oración ¿mental o vocal?


Teresa en el capítulo 16 del libro "Camino de Perfección" empieza a desarrollar el tema de la oración en sentido estricto. Después de explicar lo que es meditación, contemplación, recogimiento, resume así las distintas formas de oración: " Pensar y entender qué hablamos, y con quién hablamos, y quiénes somos los que osamos hablar con tan gran Señor; pensar esto y otras cosas semejantes de lo poco que le hemos servido y lo mucho que estamos obligados a servir, es oración mental... Rezar el Paternoster y Avemaría, o lo que quisiéreis es oración vocal... En estas dos cosas podemos algo nosotros, con el favor de Dios; en la contemplación que ahora dije, ninguna cosa: su Majestad es el que todo lo hace, que es obra suya sobre nuestro natural". (CV 25, 3)

Pero la oración contemplativa es una oración sinfónica, pues contiene algo de todas las demás.. La misma Santa Teresa nos advierte "que es muy posible que estando rezando vocalmente el Paternoster os ponga el Señor en contemplación perfecta" (CV 25, 1; 30, 7). Por eso, distingue con mucho realismo lo que uno puede lograr por propio esfuerzo, las disposiciones que cada uno puede aportar, de lo que es don de Dios, y previene contra aspiraciones indiscretas que tuercen el natural, avisando que "hay diferentes caminos por donde lleva Dios" (CV 5,5). Pero a lo largo de todo el camino oracional, santa Teresa sigue diciendo que no todas han de ser contemplativas, sino que todas han de esforzarse por vivir las virtudes cristianas: " estas virtudes son las que yo deseo tengáis, hijas mías, y las que procuréis, y las que santamente envidiéis; esotras devociones no curéis tener pena por no tenerlas" (CV 18, 9) No está la vida contemplativa en sentir cosas especiales, extraordinarios, ni en ver visiones, ni siquiera en sentir a Dios. La vida contemplativa es una vida para servir, y en la que normalmente la fe se vive en confianza más que necertezas, en oscuridad más que en luz.

Y dirigiéndose a sus monjas,monjas contemplativas de estricta clausura, les recalca: "Santa era santa Marta, aunque no dicen era contemplativa; pues ¿qué más queréis que llegara ser como esta bienaventurada, que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena embebidas, no hubiera quien diera de comer a este divino Huesped. Pues pensad que es esta congregación, la casa de Santa Marta y que ha de haber de todo... Pues si contemplar y tener oración vocal y mental, y curar enfermos, y servir en las cosas de la casa - sea en lo más bajo- todo es servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y a recrear, ¿Qué más se nos da en lo uno que en lo otro?"V 21, 2) 

jueves, 26 de julio de 2012

La contemplación teresiana es ejercitar las virtudes

Santa Teresa pone como condición para la contemplación las tres virtudes de las que hemos venido hablando: Amor de unas con otras, desasimiento, y verdadera humildad. Las tres virtudes, son una disposición para la experiencia contemplativa, y, en extremo, también la prueba de que nuestra oración es verdadera. Y esto, porque la contemplación no es otra cosa que la puesta en práctica de la fe, y ejercer vitalmente la fe, la esperanza y la caridad, sin otros añadidos de conciencia, certezas o sentimientos, o gustos, ya es una oración muy verdadera, como explica Teresa en reiterados avisos: "Así que hijas, si queréis que os diga el camino para llegar a la contemplación, sufrid que sea un poco larga en estas cosas (las virtudes) aunque no os parezca luego tan importante -aunque a mi parecer no lo dejan de ser,- y si no las queréis oir ni obrar, quedáos con vuestra oración mental(meditación) toda vuestra vida, que yo os aseguro a vosotras y a todas las personas que buscan este bien, que no lleguéis a verdadera contemplación" (si no es por el camino de las virtudes) (CV 16, 1) " Y así, no os espantéis hermanas, de lo mucho que he puesto en este libro para que procuréis esta libertad" (CV 19, 4)


"Verdadera humildad" (II)


La humildad es la lucidez propia del amor, es lo que hace que un bien sea un bien: un amor sin humildad no ama de verdad; una esperanza sin humildad, no es sino presunción, capaz de tornarse en desaliento ante la mínima prueba; un perdón sin humildad no es más que otra vuelta en el círculo de la venganza, y así con todo. Más que una virtud la humildad es la esencia, la verdad de todas ellas, por eso "es la principal y las abraza a todas" (CV 4, 4). Y de ahí el principio de Teresa: "espíritu que no vaya comenzado en verdad, yo más le querría sin oración" (V 13, 16). Pues lo que hace que una virtud sea buena, es que sea humilde.

La humildad es condición de todos los dones divinos, pues es el primero de sus dones y nunca deja de serlo, como confirma Teresa con su propia experiencia: "es muy ordinario, cuando alguna particular merced recibo del Señor, haberme primero deshecho a mí misma, para que vea más claro cuan fuera de merecerlas yo, son" (V 38, 17). Por eso, lejos de reducirse a una primera etapa, la humildad es la raíz permanente de toda vida espiritual, como la raíz del árbol que no deja de profundizar a medida que éste crece. Y por esto, concluye Teresa: "como este edificio todo va fundado en humildad, mientras más allegados a Dios, más adelante ha de ir esta vitud, y si no, todo va perdido" (V 12, 4; 7M 4, 8).

Tenemos que tener cuidado con nuestra supuesta humildad. La virtud se prueba y se fortalece en la prueba. Santa Teresa lo recordaba a sus monjas: "Adonde el demonio puede hacer gran daño sin entenderle, es haciéndonos creer que tenemos virtudes no las teniendo, que esto es pestilencia" (CV 38, 5). Y no desanimarmos por los altibajos en la vida cristiana y en la práctica de las virtudes. La misma Santa Teresa experimentó esto: "unas veces me parece que estoy muy desasida, y en hecho de verdad, venida la prueba lo estoy; otra vez me hallo tan asida, y de cosas que por ventura el día de antes burlara yo de ello, que casi no me conozco. Otras veces me parece tengo mucho ánimo y que a cosa que fuere servir a Dios, no volvería el rostro; y probado es así que le tengo para algunas; otro día viene que no me hallo con ánimo para matar una hormiga por Dios, si en ello halláse contradición. Así, unas veces me parece que de ninguna cosa que murmurasen ni dijesen de mí, no se me da nada, y probado, algunas veces es así, que antes me da contento. Vienen días que sólo una palabra me aflige y querría irme del mundo, porque me parece me cansa en todo. Y en esto, no sola yo, que lo he mirado en muchas personas mejores que yo, y sé que pasa así"(CV 38, 6). 

miércoles, 25 de julio de 2012

"Verdadera humildad"


La otra virtud que nos propone Teresa es la humildad, "que aunque la digo a la postre es la principal y las abarca a todas". Con frecuencia nos hacemos una idea falsa de la humildad al concebirla como algo que nos rebaja, cuando es todo lo contrario. La humildad nos aporta la verdadera grandeza que en vano buscamos fuera de Dios, pues no hay nada más elevado que estar ante Dios y con Él. Quien se ha descubierto a sí mismo ante Dios, ha descubierto que sólo ahí estaba el lugar donde uno puede conocerse íntegramente, en medio de una luz que nos deja desnudos como nunca antes lo habíamos estado, y a la vez nos cubre de misericordia como nunca nadie lo había hecho. No somos humildes más que cuando nos encontramos con el amor de Dios, y Dios únicamente puede encontrarnos cuando somos humildes. De ahí la definición de Teresa: "humildad es andar en verdad delante de la Verdad misma" (6M 10, 7; V 40, 1-4), conocimiento de sí mismo ante Dios, conocernos como Dios nos conoce.

No son las actitudes artificiales: los encogimientos, las cobardías, los espíritus ñoños, la melancolía. Todo esto lo desenmascaró Teresa como "almas cobardes con amparo de humildad" (V 13, 2). La verdadera humildad es magnánima, fuerte, decidida: "No entendamos cosa en que se sirve más el Señor que no presumamos salir con ella, con su favor. Esta presunción querría yo en esta casa, que hace siempre crecer la humildad: tener una santa osadía, que Dios ayuda a los fuertes y no es aceptador de personas" (CV 16,8)

San Francisco de Sales insistía en el vínculo indisoluble entre humildad y generosidad: "Estas dos virtudes, humildad y generosidad, están tan juntas y van tan unidas la una a la otra que no pueden separarse. Pues la humildad que no entrañe generosidad es indudablemente falsa. La verdadera humildad, después de haber dicho: yo por mi no puedo nada, nada soy, cede el puesto a la generosidad que dice: yo lo puedo todo, pues pongo todda mi confianza en Dios que lo puede todo" (C. E. 21)

martes, 24 de julio de 2012

"Desasimiento de todo lo criado" (II)


Para santa Teresa, desasirse, es optar por la libertad y la gratuidad, no estar atado a nada ni a nadie.: "No consintamos, ¡oh hermanas!, que sea esclava de nadie nuestra voluntad, sino del que la compró por su sangre" (CV 4, 8). Pues el asimiento a cosas y personas, o a sí mismo, impiden cualquier actitud de entrega, y sin la entrega total, la oración se queda en buenas palabras, en deseos ineficaces: "¿Pensáis hermanas, que es poco bien procurar este bien de darnos todas al Todo sin hacernos partes?" (CV 8, 1). "Más creanme una cosa, que si hay punto de honra o de hacienda ( y esto también puede haberlo en los monasterios como fuera, aunque más quitadas están las ocasiones y mayor sería la culpa), que, aunque tenga muchos años de oración (o, por mejor decir, consideración, porque oración perfecta, en fin, quita esos resabios), que nunca medarán mucho ni llegarán a gozar el verdadero fruto de la oración" (CV 12, 5)

Teresa, como Juan de la Cruz, como todos los místicos, denuncia energicamente el espíritu posesivo como el obstáculo principal para el encuentro con Dios (con todas las connotaciones de su tiempo: puntos de honra, dependencias afectivas, etc.) y hace del paso del espíritu de posesión al de desprendimiento o gratuidad la clave para la entrada en el camino de la contemplación: "Aquí puede entrar la verdadera humildad, porque esta virtud y estotra (el desasimiento) paréceme andan juntas: son dos hermanas que no hay para qué las apartar. Verdad es que estas virtudes tienen tal propiedad, que se esconden de quien las posee, de manera que nunca las ve ni acaba de creer que tiene ninguna, aunque se lo digan; más tiénelas en tanto que siempre anda procurando tenerlas" (CV 10,3)

lunes, 23 de julio de 2012

"Desasimiento de todo lo criado" (I)


La segunda virtud que Teresa propone al que quiere ser contemplativo es "desasirse de todo lo criado". No se trata de negar las realidades mundanas o de carecer de las cosas, sino de eliminar en el sujeto el apego de ellas, entendiendo por apego la afección desordenada que convierte la realidad mundana y finita en un ídolo, en una falso dios, que decepciona el deseo depositado en ella. San Juan de la Cruz describe maravillosamente el desasimiento cuando dice: "no hablamos aquí del carecer de las cosas, porque eso no desnuda al alma si tiene apetito de ellas, sino de la dejadez del gusto y apetito de ellas, que es lo que deja al alma libre y vacía de ellas, aunque las tenga. Porque no ocupan el alma las cosas de este mundo ni la dañan, sino la voluntad y apetito de ellas que moran en ella" (1S 3, 4; D 48)

Dificilmente podrá realizar la experiencia contemplativa, y cristiana, el hombre que vive "atesorando para sí", volcado en sus posesiones y con una voluntad dominadora, adorador de sí o de objetos aúun inferiores a sí mismo. Cuando el hombre se hace posesivo, todo lo reduce a objeto de posesión: cosas, personas, la religión, el amor, la fe, Dios mismo. Un hombre así ha pervertido su condición personal, y necesita pasar del espíritu de posesión a la pobreza espiritual.

viernes, 20 de julio de 2012

El perdón como señal de amor verdadero


La señal inequívoca tanto del amor cristiano como de la contemplación está en la capacidadde perdonar, pues así como decimos que Dios nos ha amado primero (1Jn 4, 10.19), del mismo modo podemos afirmar que Dios nos ha perdonado el primero, y sentirse perdonado por Dios lleva necesariamente a reproducir dicha actitud en nuestras relaciones humanas: "Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó en Cristo" (Ef 4, 32); " El Señor os ha perdonado haced vosotros lo mismo" (Col 3, 13). A veces creemos que para obtener el perdón de Dios necesitamos expiar antes nuestros pecados. La condición como hace notar santa Teresa, no es ésa: no decimos "perdónadnos, Señor, porque hacemos mucha penitencia, o porque rezamos mucho y ayunamos y lo hemos dejado todo por Vos y os amamos mucho, y no dijo porque perderíamos la vida por Vos, y otras cosas que pudiera decir, sino sólo porque perdonamos" (CV 36, 7), pasaje que da a entender que el perdón es más agradable a Dios que el martirio o la vida religiosa misma, y que fue tachado, entre otros muchos por el censor del libro.

Es tan importante esta capacidad de perdonar que parece ser lo único que Jesús exige en la oración del Padre nuestro. ¿Por qué, puestos a elegir una exigencia ética concreta entre las muchas posibles, Jesús eligíó esta de perdonar? ¿Tan importante es el perdón? Ciertamente, perdonar es importante incluso para preservar la salud. El resentimiento aumenta la presión arterial y, cuando se hace crónico, sobreviene la hipertensión crónica que provoca enfermedades del corazón. El perdón es importante también para una convivencia sana ¿Qué sería de la humanidad si no aprendieramos a perdonar? ¡Es lamentable que haya personas estigmatizadas de por vida porque quienes les rodean se niegan a olvidar su pasado! El perdón abre la puerta a un futuro nuevo. Pero es que, además, el perdón es un principio ético de primer orden. Igual que existe un orden o jerarquía en las verdades de la fe, también hay una jerarquía de valores éticos. El perdón ocupa los primeros puestos porque brota de la esencia misma de la redención, es algo que viene de Dios, que nos reconcilió en Cristo.

De ahí que santa Teresa llegue a decir que el perdón es la más clara señal de la oración contemplativa y de la unión con Dios: " Y adevertid mucho en esto que, cuando de las cosas que Dios hace merced a un alma, en la oración que he dicho de contemplación perfecta, no sale muy determinada y, si se le ofrece,las pone por obra, de perdonar cualquier injuria, por grave que sea -nada de estas naderías que llaman injurias- no se fie mucho de su oración.... No puedo yo creer que alma que tan junto llega de la divina misericordia, adonde conoce la que es y lo mucho que le ha perdonado Dios, deje de perdonar luego con toda facilidad y quede allanada en quedar muy bien con quien la injurió... Torno a decir que conozco muchas persona que las ha hecho el  Señor merced de levantarlas a cosas sobrenaturales, dándoles esta oración o contemplación que queda dicha, y auqnue las veo con otras faltas e imperfecciones, con esta no he visto ninguna, ni creo la habrá, si las mercedes son de Dios, como he dicho. El que las recibiere mayores,mire en sí como van creciendo estos afectos; y si no viere en sí ninguno, témase mucho y no crea estos regalos son de Dios" (CV 36,8.12-13)

jueves, 19 de julio de 2012

"Amor de unas con otras"


La vida cristiana tiene como base un mismo amor: el amor a Dios y al prójimo. La vida contemplativa, tal como la propone Teresa, que es una forma de ser cristiano, tiene ese mismo amor como base. La vida contemplativa tiende a la comunión con Dios, por eso el amor es lo único que nos une a Dios, y por eso el amor es presentado por Teresa como único cámino.

Cada uno de esos dos amores, tiene su función: el amor al prójimo hace de parámetro: " "Las más cierta señal que hay de sí guardamos el amor a Dios, es guardando bien la del amor del prójimo, porque si amamos a Dios no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amamos, más el del prójimo sí" (5M 4,8). Y el amor de Dios hace de raíz, pues " todos los demás amores dependen de ese amor" (V 40, 4); por eso en otra parte dice: " Porque creo yo según es malo nuestro natural, que si no es naciendo de raíz del amor de Dios, que no llegaremos a tener con perfección el del prójimo" (5M 4,9).

La experiencia teresiana va más alla, e incluso entiende que lo mejor, lo más agradable, que podemos dar a Dios, es dejarlo a él, para servir al prójimo. No olvidemos que quien habla es una contemplativa, una mujer fuerte de oración, pero que en la madurez de su experiencia cristiana, descubre el lugar santo de la presencia de Dios: el otro: "¡Oh Jesús mío, cuán grande es el amor que tenéis a los hijos de los hombres, que el mayor servicio que se os puede hacer es dejaros a vos por su amor y ganancia, y entonces sois poseído más enteramente; porque aunque no satisface tanto en gozar la voluntad, el alma se goza de que os contenta a Vos, y ve que los gozos de la tierra son inciertos, aunque parezcan dados de vos, mientras vivimos en esta mosrtalidad, si no van a compañados con el amor del prójimo. Quien no le amare, no os ama, Señor mío, pues con tanta sangre vemos mostrado el amor tan grande que tenéis a los hijos de Adán" (E 2, 3)

miércoles, 18 de julio de 2012

Virtudes "teresianas"


El proyecto de vida contemplativa que propone Teresa en su libro Camino de Perfección se sustenta en unas sólidas báses que es el amor, el desasimiento y la humildad. Virtudes que en palabras suyas "paréceme andan siempre juntas" (CV 10,3) y que "son necesarias tener las que pretenden llevar camino de oración", de manera que "es imposible, si no las tienen, ser muy contemplativas, y, cuando pensaren lo son, están muy engañadas" (CV 4, 3).

Teresa dedica en este libro, dedicado totalmente a la oración, doce capítulos a tratar de estas virtudes. Porque Teresa está convencida que no hay verdadera contemplación, sin el fundamento teologal de las virtudes: "Diréis, mis hijas, que para qué os hablo en virtudes, que hartos libros tenéis que os las enseñan, que no queréis sino contemplación... Mas contemplación es otra cosa, hijas; que este es el engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus pecados (que está obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego dicen es muy contemplativo..." (CE 24, 3-4) Pero santa Teresa es clara, y no tiene dudas, de que el camino de oración ha de ir asentado en las virtudes: "espíritu (persona quiere decir) que no vaya asentado en verdad yo más le quería sin oracíón" (V 13, 16).

Por la importancia que Madre Teresa da a estas virtudes vamos a dedicar a ellas los siguientes post, intentando desgranarlas y aplicarlas a la vida actual.

lunes, 16 de julio de 2012

Santa María del Monte Carmelo


Hoy celebra la Orden Carmelitana la solemnidad de Santa María del Monte Carmelo. Los primero ermitaños que se reunieron en el Monte Carmelo siguiendo el espíritu del profeta Elias, edificaron una capilla a la "Domina Loci", la "Señora del lugar". Aquello antiguos caballeros cruzados convertidos a ermitaños, dejaron de servir a los señores del mundo y de la guerra, para hacerse siervos de la doncella de Nazaret, la virgen sencilla y obediente.

Ella desde la pequeña ermita recibiría la mirada de sus siervos; y los ermitaños verían en ella el modelo de su vida; una vida sencilla, en la escucha de la Palabra. viviendo en obsequio de Jesucristo.

Tres Palabras que brotaron de los labios de María, tendran los emritaños siempre en el corazón:

"Heme aquí". Aquí está la esclava, la que siempre está viviendo en la presencia de Dios, como mujer contemplativa. Los ojos y el corazón de María siempre fueron capaces, aun a veces sin comprender, la presencia de Dios a lo largo de su vida.

"Hágase", cumplase en mi vida, aquello que Dios quiere para mi. La voluntad de Dios, su Reino, es la razón de la existencia de María. María mueve su vida y sus pensamientos, al unísono con el Espíritu de Dios. El "hágase" de María, es la actitud del contemplativo, que en todo momento, deja sus propias opciones para entrar en al libertad suma de dejarse conducir siempre por Dios.

"Magnificat"; es el gozo en el Espíritu Santo de aquella que se sabe amada en su pobeza; elegida, en la pura gratuidad de no poder ofrecer otra cosa a Dios que lo que Dios mismo le ha dado.

María, Madre de Jesús, gloria del Monte Carmelo, reviste de tus virtudes sencillas a la familia que tu escogiste, y defiéndela de todo peligro. Sigue acompañado a tus hermanos, en el camino de la oración y la contemplación hasta el Monte de la perfección que es Cristo, tu Hijo, el Amado del Padre.




jueves, 12 de julio de 2012

Oración de recogimiento pasivo (Textos)


"Hagamos cuenta que estos sentidos y potencias..., que se han ido fuera y andan con gente extraña, enemiga del bien de este castillo, días y años; y que ya se han ido, viendo su perdición, acercandose a él, aunque no acaban de estar dentro. Visto ya al gran rey, que está en la morada de este castillo, su buena voluntad, por su gran misericordia quiérelos tornar a Él, y como buen pastor, con un silvo tan suave, que casi ellos mesmos no lo entienden, hace que conozcan su voz y no anden tan perdios, sino que se tornen a su morada, y tiene tanta fuerza este silbo del Pastor, que desamparan las cosas exteriores en que estaban enajenados, y métense en el castillo" (4M 3, 2-3).

"Un recogimiento que también me parece sobrenatural, porque no es estar en oscuro, ni cerrar los ojos, ni consiste en cosa exterior, puesto que, sin quererlo, se hace esto de cerrar los ojos y desear soledad, y sin artificio, parece que se va labrando el edificio para la oración que queda dicha".( 4M 3, 1)

"Y no penséis que es por el entendimiento adquirido, procurando pensar dentro de sí a Dios, ni por la imaginación, imaginándole en sí. bueno, es esto, y excelente manera de meditación. Más lo que digo es en diferente manera; y que algunas veces, antes que se comienza a pensar en Dios, ya esta gente está en el castillo, que no sé como por dónde ni cómo oyó el silbo de su pastor, que no fue por los oídos...., más siéntese notablemente un encogimiento suave a lo interior" (4M 3,3)

Oración de recogimiento pasivo


Aquí la Madre Teresa ya no habla de pensar ni de imaginar, sino de un movimiento expontáneo hacia el interior no provocado por uno mismo. Las reflexiones religiosas y las imágenes han quedado atrás; ya no son importantes, así como también pierde valor el esfuerzo personal.

No obstante, la mente no está en una pasividad anodina, como si estuviera en blanco; por el contrario, toda la persona está completamente atenta, alerta al amor que se revela sin que ella lo pretenda.

Lo único que interesa en este estado de reogimiento es que uno esté abandonado a una Presencia que lo arropa y acoge. Es una presencia sin imagen. La oración aquí se hace contemplativa por sí misma y toda ella transcurre en este deleite suave de estar recogido, perdido a todos los entretenimientos que nos extrovierten.

Estamos ya en una oración mística que es don de Dios. No es lo que nosotros hacemos, sino que es Dios quien obra en nosotros. Todo el camino realizado hasta el momento ha sido liberarnos de nuestras imágenes, nuestros conceptos sobre Dios, para poder dejarle obrar con libertad. El camino de la oración ha sido un proceso de liberación de nosotros mismos, y de apertura al misterio de Dios, empequeñecido por nuestras imágenes y conceptos. Cuando la persona deja a Dios ser Dios en su vida, no es la persona la que ora, sino el Espíritu quien mueve su alma, mente y corazón. Este es el camino contemplativo cristiano.

Santa Teresa lo describe así: "Un recogimiento interior que se siente en el alma, que parece ella tiene allá otros sentidos, como acá los exteriores... y así algunas veces los llevá tras sí, que le da gana de cerrar los ojos y no oír ni ver ni entender, sino aquello en que el alma entonces se ocupa" (CC 54,3)

miércoles, 11 de julio de 2012

Oración de recogimiento activo (textos)


"Llámase recogimiento activo, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios, y viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro y a darla oración de quietud que de ninguna otra manera. Porque allí metida consigo misma puede pensar en la pasión, y representar  allí al Hijo y ofrecerle al Padre, y no cansar el entendimiento andándole buscando en el monte Calvario, y al huerto y a la columna" (CV. 28, 4)

"Miren también este aviso los que discurren mucho con el entendimiento... digo que no se les vaya todo el tiempo en esto; porque, aunque es muy meritorio, no les parece -como es oración sabrosa- que ha de haber día de domingo, ni rato que no sea trabajar (luego les parece perdido el tiempo), y tengo yo por muy ganada esta pérdida" (V. 13,11). Lo que la santa viene a decir en este texto, es que en esa oración en que no hablamos ni pensamos, ni discurrimos, en que parece que no hacemos nada, sino que simplemente estamos al calor de Dios, no es pérdida de tiempo, sino comunicación sabrosa, sin ruído de palabras. Nos anima encarecidamente a que entremos en la oración contemplantiva, dejando de pensar cosas sobre Dios o de centrarnos en nuestra vida. La santa invita al descanso, el domingo, en la oración. Es un estarse a solas con Dios.

"Pues tornando a lo que decía, de pensar a Cristo en la columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo, y porqué las tuvo, y quién es el que las tuvo, y el amor con qué las pasó; más no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que esté allí con él, acallado el entendimiento. Si pudiere ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe y hable y pida, y se humille y regale con él, y se acuerde que no merecía estar allí... y hace muchos provechos esta manera de oración; al menos hallóle mi alma (V. 13, 22)

El texto principal que resume muy bien este tipo de oración es este: "No os pido ahora que penséis en él, ni que saquéis muchos conceptos, ni qué hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis...(CV 26, 3)

"Las que de esta manera se pudieran encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma -adonde está el que le hizo, y la tierra- y acostumbrar a no mirar ni estar adonde se distraigan estos sentidos exteriores, crea que lleva excelente camino y que no dejará de llegar a beber el agua de la fuente, porque camina mucho en poco tiempo" (V 28,5)

martes, 10 de julio de 2012

Pedagogía teresiana: oración de recogimiento activo


El recogimiento activo es un movimiento hacia el interior, y es querido por nosotros, por eso es activo. En él, no desaparece la reflexión, pero sí queda marginada. Es ahora la imaginación la que cobra la importancia. A través de ella, el orante cambia de dirección: se vuelve hacia el interior. Ahora, si ha de pensar o decir algo lo hará al Cristo que se imagina dentro de sí. Con esta técnica se quiere orientar la oración hacia un nivel más profundo. Se pretende, además, centrar más la atención en un punto, aminorando la divagación que puede venir como consecuencia de un pensar excesivo. Ya no habrá una reflexión de escenas evangélicas como realidades externas a nosotros; ahora toda imagen estará dentro de nuestro ámbito; ya no somos meros observadores, sino participantes en la escena que se ora.

La invitación aquí, para favorecer esta interioridad, es la de ir abandonando la reflexión, que siempre exterioriza. La oración, pues se simplifica; ha dejado de ser un discurso para convertirse en una visión: ya no hablo, sino miro; y miro que me miran. Es un lenguaje más de enamorados y más afectivo aun que el anterior.

Santa Teresa lo describe así: "No sabía cómo proceder en la oración, ni como recogerme, y así ... determinéne a seguir aquel camino con todas mis fuerzas... Procuraba lo más que podía traer a Jesucristo, nuestro bien y Señor, dentro de mí presente, y esta era mi manera de oración; si pensaba en algún paso, lo representaba en lo interior" (V. 4, 6-8)

domingo, 8 de julio de 2012

Pedagogía Teresiana: oración discursiva


En la oración discursiva o medtación la persona ora a través del pensamiento, de las ideas, de las sucesivas reflexiones. Pero es necesario aclarar que lo que diferencia a esta oración del discurso teológico es el fin. En ella, lo que se pretende es mover el afecto a Dios; su finalidad es provocar amor afectuoso, siendo el pensamiento una forma de inducir ese afecto.

No obstante, es una oración exterior, pues el pensamiento está orientado a reflexionar en cosas, situaciones y figuras externas a nosotros, aunque estas sean religiosas. En la pedagía teresiana esto es inevitable para la persona acostumbrada a estar en la exterioridad. La meditación impulsa a la persona acostumbrada a estar en la exterioridad a que abandone los afectos que la atan y que los sustituya por efectos espirituales: para ello usa reflexiones religiosas.

1) "LLamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento de esta manera: comenzamos a pensar en la merced que nos hizo Dios en darnos a su único Hijo, y no paramos allí, sino vamos adelante en los misterios de su gloriosa vida; o comenzamos en la oración del huerto, y no para el entendimiento hasta que está puesto en la cruz; o tomamos un paso de la Pasión, digamos como el prendimiento, y andamos en este misterio, considerando por menudo las cosas que hay que pensar en él y qué sentir, así de la traición de Judas, como de la huída de los apóstoles, y todo lo demás; y es admirable y muy meritoria oración. (6M. 7,10)

2) Puede representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada humanidad y traerla siempre consigo y hablar con Él, pedirle para sus necesidades, y quejársele de sus trabajos... sin procurar oraciones hechas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad. Es excelente manera de aprovechar y muy en breve (V. 12, 2)

3) ...Consideren la grandeza y majestad de Dios" (1M 2,8)

4) "Pues tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la Pasión, digamos el de cuando estaba el Señor a la columna. Anda el entendimiento buscando las causas que allí da a entender, los dolores grandes y pena que su majestad tenía en aquella soledad, y otras muchas cosas que, si el entendimiento es obrador, podrá sacar de aquí... Es el modo de oración en que han de comenzar todos". (V 13, 13)

5) "Discurriendo en lo que es el mundo, y en lo que debe a Dios, y en lo mucho que sufrió y lo poco que le sirve, y lo que da a quién le ama, saca doctrina para defenderse de los pensamientos y de las ocasiones y peligros" (V. 4, 9)

sábado, 7 de julio de 2012

La contemplación


La entrada en el castillo interior que Santa Teresa nos propone sólo sucede, cuando hay un corazón humilde; lo cual, significa un corazón que nada retiene, que no está pensando en sí mismo,ni en sus éxitos, ni en sus fracasos, ni tan siquiera en sus debilidades físicas o psicológicas, ni en sus límites. Es el ser humano que se ha olvidado de sí mismo el que entra a beber de las aguas de la contemplación

La semana siguiente empezaremos a ver, con textos de la santa, el método que ella nos propone en el camino de la oración. Pero no podemos olvidar que Para Teresa, la contemplación, es "mística". Una experiencia de Dios. Y la experiencia de Dios no es algo que se pueda provocar. El que yo experimente esa presencia es un don de Dios. Es una irrupción de Dios que no puedo dejarde dudar que está en mi. La contemplación no se provoca con nuestras propias fuerzas, es un don, un regalo de Dios.

Para Teresa la contemplación es algo vital y existencial, no algo puramente intelectual. La contemplación es el anhelo profundo que existe en la persona humana. Todos tenemos sed de esta agua que es el amor de Dios. Por eso, yo os invito , Teresa nos invita, mejor dicho, a que tomemos conciencia de cual es nuestra sed, y que seamos conscientes de que nuestra sed sólo,  se sacia en Dios, y nada más que en Dios. El camino de la oración es un camino hacia la unión con Dios, donde nos saciamos con el agua viva.

jueves, 5 de julio de 2012

Actitudes prácticas de la oración


Acostumbrarse a soledad: la amistad necesita intimidad. No es soledad para aislarse, sino para encontrarse con Dios. La soledad ayuda a que se realice ese dinamismo para hacernos conscientes de esa presencia. Esa soledad nos ayuda a vivir esa presencia a lo largo de la jornada. No se puede olvidar tampoco la sentencia teresiano: "mal asunto si sólo en los rincones pudiéramos tener oración".

"Gran cosa son las letras para dar en todo luz" "buen letrado nunca me engaño". Para santa Teresa la espiritualidad ha de ser sólida. Ha de nacer de un encuentro con la Palabra de Dios, pero no sólo sensitivo, sino "en razón". Teresa nos invita a formarnos. Ella sufrió mucho la influencia de espirituales que sin mala intención la equivocaron en el camino. Cuando tenga que elegir entre una persona espiritual y una formada, elegirá la ciencia, sobretodo la ciencia de las Sagradas Escrituras. Nada de devociones "a bobas", sino una espiritualidad fuerte, donde el corazón y la mente van de la mano.

"No a todos lleva Dios por el mismo camino" El camino de cada persona es diferente. No podemos olvidar esto para no caer en el error. Santa Teresa nos eneseña, " que a quien le pareciere que va más bajo, puede ir muy alto a los ojos del Señor". Teresa presta mucha atención a la persona.No se sujeta a tópicos, ni a caminos trillados. Dios siempre sabe más en el camino personal de cada persona. Existe una gran divesidad de caminos y de personas. Lo valioso, es el servir, el amar. Ese es el camino auténtico. "Lo que más te lleve a amar, eso haced". El camino espiritual es que en nuestras situaciones concretas, estemos amando.. Ni activo, ni contemplatico, se trata de servir. En las septimas moradas, en la altura de la contemplación, Marta y María andan juntas.

"Dios no se da, sino a quien se da del todo" "erramos por no poner losojos en el verdadero camino" Hay que ser osados; este camino nos lleva a ser amios de Dios. Dios y yo lo podemos todo. Santa Teresa no quiere ánimos apocados,melancólicos.Nos invita a ser aventureos, correr riesgos, ¡¡¡hacer locuras!!!!

"Mirad que convida el Señor a todos" "No hagáis miedo, muráis de sed en este camino" "Nadie tiene escusa por ruín que sea" No hay que forzar a la persona. Basta con que uno se empeñe en lo que puede. Hacer lo que está en manos de uno. Cada uno ha de dar lo que es. Santa Teresa está convencida de que todos estamos llamados a la contemplación.

miércoles, 4 de julio de 2012

Actitudes interiores para la vida de oración


La humildad: para Teresa, la humildad lo abarca todo. La humildad es la reina que hace que Dios se rinda. Pero ¿cómo entendía Teresa la humildad? Humildad implica andar en verdad; esto, es hacer todo un camino donde vamos abriendo los ojos hacia quienes somos verdaderamente. A veces ni nosotros mismos nos damos cuenta de tantas actitudes viciadas que tenemos, de tanto egocentrismo, y también de tantas cosas buenas y dones que Dios ha puesto en nuestras vidas y nuestras personas. Humildad para Teresa es reconocer lo que somos, con nuestras oscuridades y nuestras luces.

 "Animosos y determinados en el padecer": padecer teresianamente significa empeñarse en servir. Pues el servicio, que es ejercicio de amor, implica renuncias. Animosos en servir, y por lo tanto, animosos en padecer. Por eso santa Teresa, nos anima a ser animosos en el padecer, para más servir.

La obediencia: en el camino de la oración no se trata de hacer lo que a cada uno le da la gana. El seguir a Cristo implica configurarse con la voluntad de Dios. El problema, siguen siendo nuestras imágenes de Dios; un Dios a la carta, creado a nuestra imagen y semejanza. Teresa, cuando habla de obediencia, nos invita a entrar en el camino del seguimiento de Jesús con todas las consecuencias.

martes, 3 de julio de 2012

Pedagogía teresiana: camino de libertad


Santa Teresa en el camino de la oración nos propone una frase que parece muy fuerte: "En el desasimiento está el todo si va con perfección" Si nos entregamos del todo a Cristo, a su proyecto, a su estilo de vida y actitudes, todo lo demás vendrá por añadidura.

Teresa nos dice que para caminar en el camino de la oración, tenemos que aligerar el equipaje. Por eso nos invita a liberarnos "del mundo"; es decir, todas esas cosas, esas realidades que nos atan.

También nos invita a liberarnos de los "deudos", que son todas aquellas personas a las que debemos, algo; a las que queremos caer bien, a las que hacemos "la pelota".

El liberarse de uno mismo es el reto más importante que Teresa nos va a plantear. Ser libre frente a uno mismo.Libertad primero frente a la propia voluntad. La mayor esclavitud es cuando el "yo quiero" termina siendo el dueño de nuestras vidas. Liberarnos de la propia razón, de nuestros puntos de vista. Aprender a pasar de la imposición al diálogo, el compartir.

También nos invita a liberarnos de la "honra"; es decir, el miedo a que los otros nos conozcan tal como somos. Nos pasamos la vida angustiados, intentanto parecer lo que no somos, con miedo a que conozcan nuestros pecados, nuestras partes oscuras. Teresa nos invita a liberarnos de la "maldita honra" y a entrar en el campo de la gratuidad, de dar lo que somos.

Todo esto hace que el camino orante que nos propone santa Teresa esté centrado en las virtudes humanas. Teresa quiere el crecimiento de la persona, que en definitiva es lo que hace posible el camino de la oración. Y, al mismo tiempo, el camino de la oración va sanando nuestra humanidad.

lunes, 2 de julio de 2012

Hacer presente a Cristo


El primer paso en la oración Teresiana es recogerse. Recogerse es hacer presente a Cristo en nuestro ahora. Para Teresa, Jesus no es un personage del pasado al que recordamos o imaginamos, sino que es un contemporáneo nuestro que se nos hace presente, que se viene a estar con nosotros, a acompañar nuestro camino de la vida.

El primer paso en la oración es buscar compañía, hacer presente a Cristo. Teresa no propone una oración piramidal donde Dios está arriba y yo abajo, sino una oración de amistad, donde los amigos se encuentran.

Teresa nos invita a entrar dentro de nosotros, donde tenemos tal huesped. Estemos dentro con Él. Puesto que Cristo está en mi, tenemos que centrar nuestro ser en esa presencia. Teresa tiene una visión tremendamente positiva del ser humano. Dios no deja nunca de estar presente en el hombre. Y esa presencia de Dios no depende de que yo sea bueno, sino que siempre está ahí. Esa presencia de Dios en mí es un regalo, es pura gratuidad.

Teresan invita al hombre a volver a Dios, pero no un Dios que está lejano en los Cielos, sino que invita al hombre a volver a su hogar. Pues la casa del hombnre es donde habita el Padre, y por eso la casa del hombre, mi casa, es la casa del Padre.

El interés por la persona que Teresa va descubriendo a lo largo de su vida, no la encierra en el individualismo. Frente a la tentación hoy tan presente de usar la oración como terapia antiestress, buscar la paz y la armonía perdida, Teresa está convencida que la persona de oración entra en este camino para servir a la comunidad. Pues Teresa va tomando conciencia de lo peligroso que es recorrer el camino de la oración en solitario.

Por eso, Teresa va a tomar conciencia de la necesidad de apoyarse los unos a los otros: "hacerse espaldas". Y en el camino de la oración va a señalar con especial interés el amor y la amistad. La oración necesaramiente para Teresa tiene que llevar a compartir. Pues una oración que no lleva a compartir es egocentrismo.