En la oración discursiva o medtación la persona ora a través del pensamiento, de las ideas, de las sucesivas reflexiones. Pero es necesario aclarar que lo que diferencia a esta oración del discurso teológico es el fin. En ella, lo que se pretende es mover el afecto a Dios; su finalidad es provocar amor afectuoso, siendo el pensamiento una forma de inducir ese afecto.
No obstante, es una oración exterior, pues el pensamiento está orientado a reflexionar en cosas, situaciones y figuras externas a nosotros, aunque estas sean religiosas. En la pedagía teresiana esto es inevitable para la persona acostumbrada a estar en la exterioridad. La meditación impulsa a la persona acostumbrada a estar en la exterioridad a que abandone los afectos que la atan y que los sustituya por efectos espirituales: para ello usa reflexiones religiosas.
1) "LLamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento de esta manera: comenzamos a pensar en la merced que nos hizo Dios en darnos a su único Hijo, y no paramos allí, sino vamos adelante en los misterios de su gloriosa vida; o comenzamos en la oración del huerto, y no para el entendimiento hasta que está puesto en la cruz; o tomamos un paso de la Pasión, digamos como el prendimiento, y andamos en este misterio, considerando por menudo las cosas que hay que pensar en él y qué sentir, así de la traición de Judas, como de la huída de los apóstoles, y todo lo demás; y es admirable y muy meritoria oración. (6M. 7,10)
2) Puede representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada humanidad y traerla siempre consigo y hablar con Él, pedirle para sus necesidades, y quejársele de sus trabajos... sin procurar oraciones hechas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad. Es excelente manera de aprovechar y muy en breve (V. 12, 2)
3) ...Consideren la grandeza y majestad de Dios" (1M 2,8)
4) "Pues tornando a lo que decía, ponémonos a pensar un paso de la Pasión, digamos el de cuando estaba el Señor a la columna. Anda el entendimiento buscando las causas que allí da a entender, los dolores grandes y pena que su majestad tenía en aquella soledad, y otras muchas cosas que, si el entendimiento es obrador, podrá sacar de aquí... Es el modo de oración en que han de comenzar todos". (V 13, 13)
5) "Discurriendo en lo que es el mundo, y en lo que debe a Dios, y en lo mucho que sufrió y lo poco que le sirve, y lo que da a quién le ama, saca doctrina para defenderse de los pensamientos y de las ocasiones y peligros" (V. 4, 9)
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