"Llámase recogimiento activo, porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios, y viene con más brevedad a enseñarla su divino Maestro y a darla oración de quietud que de ninguna otra manera. Porque allí metida consigo misma puede pensar en la pasión, y representar allí al Hijo y ofrecerle al Padre, y no cansar el entendimiento andándole buscando en el monte Calvario, y al huerto y a la columna" (CV. 28, 4)
"Miren también este aviso los que discurren mucho con el entendimiento... digo que no se les vaya todo el tiempo en esto; porque, aunque es muy meritorio, no les parece -como es oración sabrosa- que ha de haber día de domingo, ni rato que no sea trabajar (luego les parece perdido el tiempo), y tengo yo por muy ganada esta pérdida" (V. 13,11). Lo que la santa viene a decir en este texto, es que en esa oración en que no hablamos ni pensamos, ni discurrimos, en que parece que no hacemos nada, sino que simplemente estamos al calor de Dios, no es pérdida de tiempo, sino comunicación sabrosa, sin ruído de palabras. Nos anima encarecidamente a que entremos en la oración contemplantiva, dejando de pensar cosas sobre Dios o de centrarnos en nuestra vida. La santa invita al descanso, el domingo, en la oración. Es un estarse a solas con Dios.
"Pues tornando a lo que decía, de pensar a Cristo en la columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo, y porqué las tuvo, y quién es el que las tuvo, y el amor con qué las pasó; más no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que esté allí con él, acallado el entendimiento. Si pudiere ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe y hable y pida, y se humille y regale con él, y se acuerde que no merecía estar allí... y hace muchos provechos esta manera de oración; al menos hallóle mi alma (V. 13, 22)
El texto principal que resume muy bien este tipo de oración es este: "No os pido ahora que penséis en él, ni que saquéis muchos conceptos, ni qué hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis...(CV 26, 3)
"Las que de esta manera se pudieran encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma -adonde está el que le hizo, y la tierra- y acostumbrar a no mirar ni estar adonde se distraigan estos sentidos exteriores, crea que lleva excelente camino y que no dejará de llegar a beber el agua de la fuente, porque camina mucho en poco tiempo" (V 28,5)
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