Hoy celebra la Orden Carmelitana la solemnidad de Santa María del Monte Carmelo. Los primero ermitaños que se reunieron en el Monte Carmelo siguiendo el espíritu del profeta Elias, edificaron una capilla a la "Domina Loci", la "Señora del lugar". Aquello antiguos caballeros cruzados convertidos a ermitaños, dejaron de servir a los señores del mundo y de la guerra, para hacerse siervos de la doncella de Nazaret, la virgen sencilla y obediente.
Ella desde la pequeña ermita recibiría la mirada de sus siervos; y los ermitaños verían en ella el modelo de su vida; una vida sencilla, en la escucha de la Palabra. viviendo en obsequio de Jesucristo.
Tres Palabras que brotaron de los labios de María, tendran los emritaños siempre en el corazón:
"Heme aquí". Aquí está la esclava, la que siempre está viviendo en la presencia de Dios, como mujer contemplativa. Los ojos y el corazón de María siempre fueron capaces, aun a veces sin comprender, la presencia de Dios a lo largo de su vida.
"Hágase", cumplase en mi vida, aquello que Dios quiere para mi. La voluntad de Dios, su Reino, es la razón de la existencia de María. María mueve su vida y sus pensamientos, al unísono con el Espíritu de Dios. El "hágase" de María, es la actitud del contemplativo, que en todo momento, deja sus propias opciones para entrar en al libertad suma de dejarse conducir siempre por Dios.
"Magnificat"; es el gozo en el Espíritu Santo de aquella que se sabe amada en su pobeza; elegida, en la pura gratuidad de no poder ofrecer otra cosa a Dios que lo que Dios mismo le ha dado.
María, Madre de Jesús, gloria del Monte Carmelo, reviste de tus virtudes sencillas a la familia que tu escogiste, y defiéndela de todo peligro. Sigue acompañado a tus hermanos, en el camino de la oración y la contemplación hasta el Monte de la perfección que es Cristo, tu Hijo, el Amado del Padre.
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