viernes, 23 de noviembre de 2012

Estoy a la puerta y llamo (Ap.)



Con el final del tiempo litúrgico, llega también el final de este blog. Me hubiera gustado explicar un poco a san Juan de la Cruz, y algunos otros aspectos del camino espiritual crstiano, pero viendo hacia atrás los post publicados, veo mi incapacidad para transmitir lo vivido, y el uso de un lenguaje demasiado técnico y teológico. A esto se une el poco tiempo que me deja el trabajo y el estudio, amen de otras obligaciones. También la necesidad interior de volver cada vez a un silencio más hondo, y una necesidad profunda de ser discípulo. En dos meses, termino el servicio que me habían pedido en la comunidad cristiana donde vivo la fe, y quiero/necesito volver a ser servidor desde la oración y el silencio. Estoy convencido de que hoy día sobran maestros, libros, y teorías. Como decía santa Teresa, hace ya más de quinientos años "no son tiempos de seguir a todos, sino a los que vieráis llevan la vida de Cristo".

Espero que, los que os habéis acercado a estas paginas, hayáis sentido el deseo de caminar en el seguimiento de Jesús, a través del camino de la amistad y la comunión. Encontrarse con Jesús es lo mejor que le puede pasar a cualquier hombre y mujer. Conocer su buena noticia y llevarla a la vida, es camino seguro de la felicidad. Quien se encuentra con Jesús, y participa de su amistad en la intimidad de una comunión vivida realmente,experimentará aquello que dice el Evangelio:desde el fondo de su corazón nacerán rios de agua vida, que salta hasta el infinito, y llenarán de vida nuestro mundo.

No puedo dejar de terminar con esta sentencia de santa Teresa, que aquí queda como faro, para todo el que quiera escucharla. Hablando sobre la oración Teresa nos dice: "Quien la ha comenzado no la deje. Y quien no la ha comenzado, por amor del Señor le ruego yo, no carezca de tanto bien. No hay aquí qué temer, sino qué desear".




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