Una vez pasada esta prueba será necesario escuchar de nuevo su Palabra. Su llamada será luz que estalla en nuestro interior y lo ilumina para conocer más al Jesús histórico y experimentar su Humanidad. La consigna será “Poner los ojos en Cristo” y esto requiere atención, cuidado, empeño, afición y cariño. Necesitamos una compañía estable en las pruebas de nuestra vida. Dejó que Dios aumente mi amor y mis deseos de Él. Sentirme profundamente amado por Dios. “Te quiero entrañablemente. Te quiero siempre. Hagas lo que hagas en mi compañía y mi amor nunca se separaran de Ti”. Dios nos enseña a amar amándonos. Todo lo anterior ha sido una preparación para esto. Cuando alguien se siente tan profundamente amado le dan ganas de lanzarse a los brazos del Amado con profundo agradecimiento.
Mirando lo que Su Majestad hace con ella y tornándose a mirar así, cuán poco sirve para lo que está obligada, y eso poquillo que hace lleno de faltas y quiebras y flojedad, que por no se acordar de cuán imperfectamente hace alguna obra, si la hace, tiene por mejor procurar que se le olvide y traer delante sus pecados y meterse en la misericordia de Dios, que, pues no tiene con qué pagar, supla la piedad y misericordia que siempre tuvo con los pecadores.(6 M , 5, 5)
Creedme que es lo más seguro no querer sino lo que quiere Dios, que nos conoce más que nosotros mismos y nos ama. Pongámonos en sus manos, para que sea hecha su voluntad en nosotras, y no podemos errar, si con determinada voluntad nos estamos siempre en esto. (6,M, 9, 10)
No hay comentarios:
Publicar un comentario