viernes, 15 de junio de 2012

Corazón de Jesús

Hoy Se celebra en la Iglesia Católica la solemnidad del Sagrado Corazón. Por eso, quiero aprovechar para presentaros a dos monjas Carmelitas -una francesa y otra italiana- muy poco conocidas.

De Sor Isabel de la Trinidad os dejo este texto, que resume muy bien la espiritualidad del Sagrado Corazón, que durante siglos movió a muchas personas y órdenes religiosas a un compromiso afectivo y efectivo con la extensión del reino de Dios.




«El Señor la ama enormemente». La ama con aquel amor de predilección que el Maestro tuvo aquí en la tierra a algunas personas y que las llevó tan alto. El no le dice como a Pedro: «¿Me amas más que éstos?» [Jn 21,15]. Madre, escuche lo que a usted le dice: «Déjate amar más que éstos!». Es decir, sin temer que algún obstáculo pueda ser obstáculo para ello, pues yo soy libre de derramar mi amor sobre quien me plazca.
Déjate amar más que éstos»: ésta es tu vocación. Siendo fiel a ella, me harás feliz, pues así ensalzarás el poder de mi amor. Y ese amor podrá rehacer lo que tú hayas deshecho. «Déjate amar más que éstos».

 


Santa Teresa Margarita Reddi fue una Carmelita Descalza italiana del siglo XVIII. Un día en la oración, el Espíritu le hizo comprender de un modo muy profundo las palabras de la carta de 1 de Juan: "Dios es amor, y quien permanece en el amor,permanece en Dios y Dios en él". Quiso llevar una vida escondida,viviendo en el continuo servicio a sus hermanas, sin hacerse notar, y buscando la unidad y el amor fraterno en su comunidad. La devoción al Sagrado corazón la llevo a vivir radicalmente el mandamiento del amor al prójimo.

Dos ejemplos de su vida: cuando murió, sus hermanas de comunidad se dieron cuenta de que ya  nadie hacia los oficios más bajos, ni limpiaban las hojas del claustro, ni ordenaba la ropería. Eran oficios que Teresa Margarita hacía silenciosa y voluntariamente como servicio a sus hermanas.

Otro ejemplo: había una hermana del convento que había perdido el juicio y era muy agresiva. Nadie se quería hacer cargo de ella. Teresa Margarita se ofreció a cuidarla, con toda dulzura hasta su muerte, aunque muchas veces sufrió en su propio cuerpo la ira de la enferma.

 Una vida que no llamó la atención, escondida en Dios,pero vivida en la radicalidad del amor cristiano; entregando la vida sin reservarse nada.

Para el que esto escribe, Teresa Margarita, siempre ha sido un ejemplo de una vida entregada a los demás; y eso, sin hacer grandes cosas, sin llamar la atención,pero viviendo en el amor cada instante de la vida. Ella, con su vida escondida sigue proclamando bien fuerte, que como dice el apostol Juan, sólo quien ama ha conocido a Dios.

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