El gran espejismo que, en estas moradas, puede ocurrirle al espiritual, es pensar que tiene verdadero amor a Dios, sin mojarse las manos en el amor a los hermanos. Es algo que fácimente puede ocurrirle al hombre espiritual, o, al especialmente dedicado a la oración.

Estas personas han perdido el camino. No buscan a Dios, sino a sí mismas y la tranquilidad y los gustos que encuentran en el recogimiento. Por eso, santa Teresa prosigue describiendo a estas almas encapotadas: "Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión, y piensan que allí está todo el negocio".( 5M 3, 11)
Para Santa Teresa el camino de la unión con Dios, está muy claro y no hay otro. No hay más camino para llegar a Dios, que el camino de Jesús, el camino del Evangelio:" Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a tí; y si fuere menester, lo ayunes, porque ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad, y que si vieres loar mucho a una persona te alegres más mucho que si te loasen a tí. Esto, a la verdad, fácil es, que si hay humildad, antes tendrá pena de verse loar. Mas esta alegría de que se entiendan las virtudes de las hermanas es gran cosa, y cuando viéremos alguna falta en alguna, sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla" (5M 3, 11). Y no quiero dejar este post, sin recalcar esto último que la santa comenta: alegrarnos de que se sepan las cosas buenas de los demás y encubrir las faltas de nuestros hermanos. ¡Cuánto necesitamos esto en nuestras comunidades!!
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