"¡Oh hermanas!, ¿cómo os podría yo decir la riqueza y tesoros y deleites que hay en las quintas moradas? Creo fuera mejor no decir nada de las que faltan, pues no se ha de saber decir ni el entendimiento lo sabe entender ni las comparaciones pueden servir de declararlo, porque son muy bajas las cosas de la tierra para este fin.
Enviad, Señor mío, del cielo luz para que yo pueda dar alguna a estas vuestras siervas, pues sois servido de que gocen algunas de ellas tan ordinariamente de estos gozos, porque no sean engañadas, transfigurándose el demonio en ángel de luz, pues todos sus deseos se emplean en desear contentaros. Y aunque dije «algunas», bien pocas hay que no entren en esta morada que ahora diré". (5M 1,1)
Enviad, Señor mío, del cielo luz para que yo pueda dar alguna a estas vuestras siervas, pues sois servido de que gocen algunas de ellas tan ordinariamente de estos gozos, porque no sean engañadas, transfigurándose el demonio en ángel de luz, pues todos sus deseos se emplean en desear contentaros. Y aunque dije «algunas», bien pocas hay que no entren en esta morada que ahora diré". (5M 1,1)
Estamos ya en las quintas moradas. Teresa ha vivido, no sin sorpresa, un proceso de cambio en la propia vida, remodelada por una fuerza superior, operando una misteriosa reinserción de su persona entera -cuerpo y alma- en la esfera trascendente de la vida de Dios. Pero la unión del hombre con Dios pasa a través de la muerte: una manera de muerte radical a la anterior forma de vida humana, tan arraigada a lo terrestre, tan limitada por el lastre del mal y del pecado.
Este paso por la muerte es para renacer a otra manera de vivir, con horizontes nuevos, con psicología nueva, con nueva apertura a lo trascendente. Quien hace esta obra es Dios; y es una actuación absolutamente gratuita.
Para Teresa, el hombre "pobre gusano, grande y feo", nace para convertirse en mariposa, blanca y maravillosa. Una mariposa nacida para volar y ser libre. Así entiende ella el sentido profundo de su existencia. Pero de la misma manera que el feo gusano de seda tiene que pasar por la oscuridad del caparazon, así la persona ha de pasar por la muerte al hombre viejo, para nacer lleno de la vida nueva en Dios. Las quintas moradas, es el comienzo de una nueva vida; la fuerza de Dios actúa incluso en las zonas interiores de la persona que se resisten a la vida nueva, y eso provoca a veces sufrimiento, un sufrimiento que es el presagio de una vida nueva en libertad y amor.
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