miércoles, 27 de junio de 2012

Pedagogía de la oración teresiana


Teresa es una mujer de una pedagogía y una experiencia muy simple. Ella parte de su propia experiencia para llevarnos a la experiencia de Dios.

Lo primero que hay que decir, es que Teresa de la oración como práctica, es decir, del tiempo concreto que dedicamos a la oración, habla muy poco. Para Teresa la oración es, e implica, un estilo de vida, de seguimiento de Jesús.

Su definición de la oración: "estar muchas veces a solas, tratando de amistad, con quien sabemos nos ama" Oración es saber lo que decimos; a quien se lo decimos, y a quien se le dice. En una época, donde Dios es la Soberana Majestad, trata a Dios como amigo, suena muy atrevido. La oración no es culto, sino trato. Pero no es un trato cualquiera, sino un trato de amistad: yo me entrego, y el otro, se me entrega. Porque hablamos de amistad implica un compartirlo todo. Es un trato entre iguales, porque no se puede dar amistad si hay subordinación.

¿Cuales son las necesidades de la amistad? La amistad implica continuidad, repetición. Que yo me encuentre con ese alguien muchas veces para que nazca la intimidad. No se trata de forzar la voluntad para que esté con esa persona, sino a enamorar la voluntad que me lleve a estar con Él, como "con el esposo, con el Padre, con el Amigo, con el Hermano". Todas estas palabras que usa Teresa para referirse a Cristo.

El  " a solas" de la definición es la intimidad para cultivar la amistad con quien sabemos nos ama. A veces se ha hablado en la oración de las fases ascéticas. Los místicos del Carmelo ponen como elemento fundamental el "con quien sabemos nos ama". Esto no implica en un primero momento que yo tengo que amar a Dios. Sino el descubrirnos amados por Dios. Se trata de descubrir algo que de por sí ya poseo y ya tengo. No se trata de algo que tengo que alcanzar ni de dar nada a Dios, sino de descubrir que Dios me ama.

Sólo en lo que la persona es, se puede descubrir querida. El éxito en el camino oracional es ir ahondando en ese amor que Dios me tiene. El proceso es tomar conciencia de que Dios me habita, de que Dios está presente en mi vida.

En el momento en que uno se descubre amado, mis fuerzas no van a llamar la atención del que me ama, sino que descubre la gratuidad. El recogerse en oración teresiano no es un acto pisoclógico para quedarse en paz, sino que apunta a tomar conciencia de una presencia. Caer en la cuenta de que Dios nos ama porque sí, gratuitamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario