lunes, 20 de agosto de 2012

1 Moradas (I)


El hombre es lo más parecido a Dios: no sólo está hecho a imagen de Dios, sino que es capaz de contenerlo. Santa Teresa parte de la convicción de que el hombre no está hueco, sino que está habitado por Dios, lo contiene, es su templo
El alma del hombre es como un castillo guerrero, bien anclado en la roca del propio cuerpo, poblado de vida y de problemas. El plan de Dios sobre el hombre es maravillosos. Sólo el conocerlo ya debe de servir "para despertar a más amar" pero quien lo pongo en duda dificilmente llegará a saberlo por experiencia. El mayor problema del hombre para Teresa, es que puede vaciarse de sí mismo y derramarse. Puede perder su sentido y su dignidad altísima de portador de Dios. Es posible que el hombre se desentienda del interior de sí mismo hasta desconocerse y animalarse. La santa usará la forma más fuerte: bestialidad, pues necesitaba decir de la forma más fuerte que el desalojo de la propia interioridad es una de las mayores aberraciones del hombre.

Pero no basta conocer el castillo y pararse ante él: ¡hay que entrar! Para entrar sólo hay una puerta: la oración. Pues el castillo está habitado por Dios, y entrar en él, es relacionarse con Dios. Por eso, orar, es pasar la puerta del castillo y comenzar a relacionarse con Dios.

Si quieres entrar en las primeras moradas camina sin mirar atrás.... Confía en Jesús que te librará de las amarras misteriosas que te impiden pasar el umbral de tí mismo.... Será él, Jesús, el que te dará luz para que empieces a ver de otra manera las maravillas de tu propio castillo y lograr encontrar a Dios dentro de tí.

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